Esporádica y oculta, negada y vitupereada, la sensibilidad se ha vuelto un tabú para las nuevas generaciones de hombres y mujeres que vienen cargando el peso de la cultura del Internet; y de una sociedad que, en su consumismo efervescente, ha perdido toda consciencia de sí misma y del mundo que le rodea, en base a una nueva escala de valores, que al igual que los de antaño, se han propuesto minar la mirada (auto)crítica y la creatividad.
Ahora, a nuestros jóvenes, no se les ofrece más que una educación frívola y mecanizada, en la que la contabilidad de la buena conducta está marcada por los puntos más o menos que obtienen para su calificación. Muchas veces a cambio de un ‘favor’ que, así disfrazado, sólo busca darles una mejor preparación ante el advenimiento de compromisos fantasmas que les depara el futuro, no haciendo sino predestinarlos al trabajo automático y mecánico, que les asegurará, a lo mucho, trabajar como maquiladores especializados en la profesión que deseen ejercer.
Ante estos ineludibles hechos, que conforman el día a día de la educación en nuestro país, los talleres de artes plásticas, de artes escénicas, de música o literatura; resultan ser un verdadero refugio para esa sensibilidad perdida, entre los estantes de las vivencias que miden la calidad de una vida en base a una opinión fatua acerca de la existencia misma. Existencia que un día nos reclamará el tiempo perdido para estar en compañía de nosotros mismos, de nuestros congéneres y la humanidad.
Por ello, cuando tenemos la oportunidad de presenciar una obra de teatro, un poema, un dibujo o una canción; producidas e interpretadas por los estudiantes de nuestras preparatorias, hemos de verlas como un evento que, poco a poco, de no cambiar la estructura de la educación en nuestro país, será cada vez más extraño, más ajeno y más frágil, como lo serán los ámbitos naturales y la naturalidad misma de esos espíritus que nuestra juventud aún guarda secretamente a espera de ser descubiertos.
En este marco, el pasado diez de mayo, en la Preparatoria IX del municipio de Francisco Murgia, Nieves, tanto madres de familia como profesores, hemos sido testigos de un evento de este tipo. En el que afloraron, tanto artística como musicalmente los espíritus de nuestros jóvenes estudiantes. Todo gracias al empeño y la creencia, para muchos ingenua, que hemos tenido los maestros de artes plásticas, escénicas y de música, en formarlos en la experiencia de la sensibilidad, que, de seguir la cosa como sigue, será la última de sus aún jóvenes y valiosas vidas.
Finalmente, nuestra más profunda satisfacción, es haberlos visto explayarse en demostraciones de afecto y complicidad, cuya única finalidad ha sido hacer sentir, a las procreadoras de estos hermosos seres, que el esfuerzo y esperanza que han puesto en ellos, tiene aún la posibilidad de no acabar en una vida gris, llena de ambiciones sin sentido y carentes de sensibilidad.
Después de un año de arduo trabajo en esta preparatoria, la maestra Pilar, la maestra Elba y un servidor -el maestro Gilga-, podemos darnos por satisfechos ante el despliegue de tan emotivo evento.
A nuestro queridos alumnos: ¡mercy beaucop!
Mtro. Armando Haro Márquez
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